La actividad física es una parte fundamental de un estilo de vida saludable.
Cada vez más personas reconocen que practicar deporte beneficia tanto la salud como la figura.
Entre todas las disciplinas, la natación destaca porque desarrolla de manera integral un cuerpo fuerte, saludable y atlético.
A pesar de las múltiples ventajas y la satisfacción que aporta entrenar en el agua, muchas veces resulta difícil encontrar la motivación para ir a la alberca.
Debes definir tus motivos y metas para nadar. Por ejemplo, participar en una competencia o mejorar tus resultados con el tiempo.
Primero que nada, necesitas definir tus razones y objetivos para nadar.
Es recomendable escribirlos para poder recordarlos en momentos de duda.
Tener metas específicas es una gran fuente de motivación: por ejemplo, prepararte para una competencia o mejorar tus tiempos a lo largo del tiempo.
Sin embargo, no debemos olvidar que el entrenamiento también debe ser un placer: considéralo un momento para ti mismo, donde puedas reflexionar y despejar la mente.
La competencia como fuente de motivación
Asistir regularmente a la alberca elimina las excusas, marca el ritmo de la semana y, además, contar con una membresía o pase motiva a salir de casa y mantener la constancia en los entrenamientos.
Para algunas personas, la competencia es un excelente motor de motivación.
Entrenar en grupo también puede ser un gran incentivo, ya que permite superarse y compartir logros con otros.
Una opción interesante es utilizar una aplicación de entrenamiento donde se puedan registrar los resultados y competir con otros usuarios.
Otra idea es encontrar una persona con la cual organizar entrenamientos conjuntos: practicar con amigos siempre es una excelente motivación para acudir a la alberca.
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